Lila Downs, anfitriona.
Ayer 4 de Octubre en el Domo de la Feria de León Lila Downs nos
ofreció un banquete, como buena oaxaqueña comenzó con un Mezcalito y ese vozarrón
que nos invitó a brindar con el pensamiento y una gotita lluvia de calor. Después de honrar a Marco Antonio Solís, pa´
abrir boca trajo a la mesa Los Pollos con arroz; luego animó a la concurrencia interpretando La
Bamba y Nayla. Una selección de botanita de La Cantina fue nutriendo
nuestro placer: La cama de piedra, Pa´ todo el año, Tu
recuerdo y yo; cuando llegó a Fallaste Corazón ni siquiera el
público cantando “maldiiiiiito corazón” a todo pulmón pudo opacar su voz.
El primer tiempo fue un bufet de fusiones interesantes y
bien logradas por La Misteriosa, su banda acompañante: jazz con canción
tradicional zapoteca en La Martiniana; el son y la música electrónica en La
Madrugada; de José Alfredo Jiménez no podía faltar: Vámonos,
en donde una trompeta jazzera se dio un encontronazo con un acordeón norteño; además, una curiosa mezcla de vallenato y
norteña, de santito y líder
revolucionario con Zapata se queda.
Haciendo una pausa antes del siguiente tiempo, Lila cantó Cucurrucucú Paloma, batiendo su
rebozo emplumado con la alegría de una niña que juega a ser ave. Luego, para
que nos quedara clara la autoría del plato fuerte, salió a cantar la Cumbia
del Mole con todo y delantal floreado, en lugar de chuparnos los dedos,
bailamos.
Al final de los guateques lo que más pesa es la cruz,
será por eso que nos cantó Cruz
de olvido con ánimo de que nos aplacáramos. De postre sirvió Xochipitzahua
y unas gorditas de oro tierno de maíz con Palomo del comalito.
A pesar de que nuestra anfitriona dejó claro que ya había
cerrado la cocina, la hicimos salir un par de veces y generosamente nos cantó Un
poco más de Álvaro Carrillo; el Corrido de Tacha la Teibolera; y
terminó el festín guitarra en mano entonando
Paloma negra, dejándonos
sin aliento al tratar de seguirla en la parraaaaaaaaaaanda.
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