miércoles, 7 de mayo de 2014

Una producción operística en 3 actos



Entramos al teatro, tomamos asiento, vemos cómo se levanta el telón y entonces eso que Wagner deseaba que fuera “la obra de arte total” nos embriaga, inconscientes de las horas, los esfuerzos y los recursos que se sumaron durante meses para que podamos gozarla ¿Qué hay detrás de una producción operística?

Acto I: La toma de decisiones
Alrededor de 15 meses antes del estreno el director del teatro y su equipo deben decidir qué óperas producirán. El primer criterio que toman en cuenta es ¿qué títulos podrán ser más interesantes y mejor recibidos por el público al que va dirigido? De una lista de posibilidades estudian los costos que supone cada una: dependiendo del elenco, el tipo de attrezzo (utilería y objetos en escena) o los requerimientos escenográficos habrá montajes que puedan o no ser pagados; hay óperas que son muy costosas porque demandan un elenco grande, coro, actores, bailarines, efectos especiales, varios cambios de escenografía y orquestas con instrumentos atípicos. Además, verifican que las condiciones técnicas del teatro se ajusten a lo que pide la obra, por ejemplo: que el foso sea capaz de albergar a la orquesta enorme requerida en algunas óperas. Necesitan tomar en cuenta que el presupuesto quede equilibrado con todas las producciones del año. Estudian cuáles serían los solistas ideales que, por su perfil dramático y vocal, podrían interpretar a cada personaje y a cuánto se eleva el gasto de contratarlos. Después de sopesar cuidadosamente todos los costos quedan establecidas qué producciones realizarán la siguiente temporada de ópera.

La segunda decisión trascendente es ¿quiénes serán los responsables creativos: el director musical y el director de escena? Es necesario un conocimiento profundo de la ópera elegida: en qué contexto fue hecha, si es seria o bufa (comedia), qué estilo musical tiene, por ejemplo: si es barroca o romántica. Cada obra necesita de un especialista musical y de escena diferente. Acordes con la trayectoria de los candidatos se elige a aquellos que por su pericia en los temas y estilos la puedan llevar a buen término y en congruencia con las directrices propuestas por el teatro. 


Acto II: La Preparación intelectual
Aproximadamente con 10 meses de anticipación los directores del teatro, de orquesta y de escena intercambian ideas sobre la realización de la ópera, deciden qué tipo de edición de partituras habrán de usar; los cortes (partes de la pieza original que no se ejecutarán); qué tamaño y tipo de orquesta requerirán; qué recursos técnicos serán necesarios; qué elementos simbólicos se desprenden del libreto y cómo presentarlos al público para que los comprenda claramente; y el gran reto de cada producción: ¿Cómo ser fieles a la concepción original del autor y a la vez hacer una propuesta contemporánea y verosímil?
Una vez perfilado el tipo de puesta en escena buscan a los colaboradores creativos para llevarla a acabo. Entonces entran en acción el escenógrafo, el iluminista, el vestuarista, el coreógrafo -si hay escenas con baile-, un diseñador de maquillaje y peinado que hará propuestas de caracterización y un asistente de dirección que ayudará al director de escena a cohesionar el trabajo del equipo.

Entre todos ellos desarrollan un trabajo creativo apoyados por storyboards, maquetas, bocetos, muestras de utilería, telas, materiales y figurines. Eligen la paleta cromática (qué colores usarán en escenografía, vestuario e iluminación con fines estéticos) y van detallando la producción hasta el punto en que pueda ser explicada a los intérpretes musicales y ejecutantes técnicos. Simultáneamente solistas y coristas por separado comienzan a estudiar sus partes unos 4 meses antes del estreno.


Acto III: Los ensayos
Hay diversos tipos de ensayos con diferentes objetivos,  la mayoría se realizan durante el periodo más intenso de trabajo: un mes antes de presentarse al público.

El director musical hace un primer ensayo con apoyo del piano en donde establece los parámetros de la interpretación de la música, por ejemplo: el estilo (forma de ejecutar de acuerdo con la época de composición); el pulso (velocidad); la dinámica (variaciones de volumen); las articulaciones (formas de emitir el sonido) y fraseos (forma de conducir la línea melódica); para que todo el mundo tenga claro cuál es la forma de interpretar su parte.

Los ensayos de escena comienzan en una maqueta donde se estudian los movimientos escénicos cuadro por cuadro. Luego, se pasa al salón de ensayos donde se va integrando la gestualidad y el movimiento; la actuación y el canto;  allí se establece dónde se van a parar los cantantes o por donde van a entrar y salir.

Después, en un ensayo técnico y musical, se determina el guión de traspunte que se escribe sobre la partitura e indica con precisión a los técnicos del teatro los movimientos que tienen que hacer: cuándo mover el telón, los carros (partes de la escenografía que se mueven con ruedas), los trastos (partes de la escenografía que son elevadas) y qué luz entra en cada momento. Hay un encargado de traspunte que durante la función coordina todos los movimientos técnicos basado en este guión.

Unos 10 días antes del estreno se lleva a cabo el ensayo general a piano que reúne a todos en el escenario: cantantes, coristas y actores; se usa buena parte de la escenografía, incluso algo de utilería, se hacen movimientos de escena, se prueba y detalla la iluminación y se corrige la paleta cromática. Ayuda a todos los involucrados a entrar en contacto con el espacio, a pulir el guión de traspunte y a ver la realidad que sólo puede apreciarse en el escenario.

El trabajo orquestal es independiente de los cantantes y del movimiento escénico hasta finalizar el ensayo general a piano. Se integra en lo que se conoce como ensayo a la italiana. La orquesta, ya en el foso,  ensaya junto con el coro y solistas que están sentados sobre el escenario, allí se cohesionan todos los factores musicales: se cuida el balance (el nivel adecuado de volumen entre la orquesta, los cantantes y el coro), la dinámica, la acústica y -si hay- los coros u orquestas internas (partes corales u orquestales que se emiten detrás del escenario). Su objetivo es perfeccionar la interpretación musical no la escénica.

Cuando lo musical ya está perfectamente integrado es necesario volver a coordinarlo con lo escénico: corregir los trazos, afinar los detalles de iluminación,  dar los últimos ajustes al vestuario y cuando todo esta en su lugar, 1 o 2 días antes de la primera función, se realiza el ensayo general que es la presentación de la ópera con todos los elementos, como si estuviera el público pero ante una sala vacía.  

Así concluye el proceso en el que cientos de personas, grandes esfuerzos y una fuerte inversión de recursos materiales se sumaron durante meses para que nosotros simplemente nos sentemos en el teatro, veamos cómo se levanta el telón y gocemos la ópera.


Mi agradecimiento a Alonso Escalante, Director del Teatro del Bicentenario,
y a Vicente Hinojosa por las entrevistas en las cuales se basó este artículo.

(Versión original de artículo publicado por Liz Espinosa Terán en el mes de Mayo en la Revista Cultural Alternativas)