viernes, 9 de octubre de 2015

Musicofilia de Oliver Sacks

Oliver Sacks, el autor de Despertares, Los ojos de la mente y Alucinaciones, es una figura científica tan atractiva que sobre su vida y trabajo ya se ha escrito mucho. Entonces, supuse inútil escribir un articulo que hablara sobre este neurólogo británico, pero interesante el rendirle homenaje literario, un “adiós y gracias”, escribiendo lo único que puedo compartir extra: el íntimo efecto que su libro Musicofilia causó en mí.

Musicofilia es un libro donde Sacks presenta una colección de observaciones científicas que giran en torno al impacto que la música tiene en el funcionamiento del cerebro y cómo es un factor clave para la identidad humana.
Las personas que tienen una sensibilidad especial para la música pueden encontrar en él la respuesta a varias de sus peculiaridades, al porqué de las vivencias que les provoca.

Abarca un amplio aspecto de fenómenos que van desde lo más humanamente común, como la imaginería musical: esa capacidad que tenemos para escuchar en nuestra mente, hasta casos muy particulares como las alucinaciones musicales; la epilepsia musicogénica, en la cuál se desatan los ataques epilépticos a la escucha de cierta música, timbres o tonos; o la afectación que este arte produce en personas con Síndrome de Tourette o Enfermedad de Parkinson. Situarme dentro de ese gran abanico de posibilidades fenoménicas producidas por el sonido fue un alivio y un aliento.

El interesante trabajo de divulgación neurológica de Oliver Sacks nos informa cómo la música, nuestra capacidad para producirla o para disfrutarla a nivel emocional e intelectual puede ser, según el caso, la fuente de un baremo sintomático o una herramienta terapéutica. Relata, por ejemplo, cómo tras una lesión en la cabeza un melómano perdió temporalmente la respuesta emocional a la música; mientras que otra persona, después de haber recibo la descarga eléctrica proveniente de un rayo, se llenó de una pasión musical repentina acompañada de una inspiración creativa que jamás había experimentado. Narra hechos donde se  manifiesta que la música puede poner en marcha un sistema motor inhibido o dañado; facilita la capacidad de organizar los pensamientos, movimientos o de ayudar a seguir secuencias intrincadas en personas con lesiones en el lóbulo frontal y con autismo; y confirma el gran poder narrativo y nemotécnico que puede hacer que una persona sana contenga grandes volúmenes de información, razón por la que ha sido usada con fines de transmisión de la cultura desde la antigüedad.

A lo largo de la vida he ido descubriendo con alegría y sorpresa los efectos que la música tiene en mi persona. El cómo puedo valerme de ella para estar bien en los términos más amplios: para estar sana, serena y plena. La música que entra por mis oíos es tan poderosa como los alimentos que entran en mi sistema digestivo. Leer a Sacks me ayudó a confirmar este poder nutricional, de estimulación, de expresión sintomática y de ayuda terapéutica que tiene la bendita música. Me agradó también saberme normal, aunque padezca Gusanos auditivos (fragmentos musicales que se repiten de manera incesante en la mente) y a la vez anormal por tener Musicofilia, un entusiasmo apasionante y una necesidad continua de música que sale fuera de la campana de Gauss. ¡Gracias Oliver Sacks!

[Versión original del artículo publicado por Liz Espinosa Terán en la Revista Cultural Alternativas en Octubre de 2015]