jueves, 28 de febrero de 2019

Haiku de los azahares

Lleno de dicha
el naranjo florece
ama en azahares

Ojalá que nos encandile



Vivimos inconscientes, pensando que son nuestras decisiones las que nos mueven, nuestras razones las que nos conducen. Somos ciegos, ingenuos que rara vez alcanzamos a percibir las fuerzas que nos llevan a amar o a destruir. Pensamos que tenemos los pies puestos firmemente sobre la tierra cuando vivimos suspendidos en medio del cosmos, en una tierra que gira sobre sí misma y alrededor de un sol. No sospechamos cuanto amor de tantos siglos se vierte sobre nuestro ser, ni a cuanto odio sobrevivimos al llegar la noche. Pensamos que amamos a los demás, cuando es el amor el que se apodera de nosotros para verterse en todo. Justificamos una maldad, a la que permitimos instalarse en nuestra mente, como resultado de los agravios y frustraciones que nos presenta la vida. Nos suponemos dueños de nuestros actos ¡ojalá llegáramos a serlo! pero para ello tendríamos que tener una consciencia que excede eso que la ciencia estructura, la religión dogmatiza, el arte evoca y la ley impone. La única luz que puede hacernos un poco menos cándidos es el amor  ¡ojalá que nos encandile!