“Quien genera belleza tocando y genera armonía
musical, empieza a conocer por dentro lo que es la armonía esencial, la armonía
humana”
José Antonio Abreu
La música transforma porque al practicarla con
constancia, disciplina y paciencia desarrolla integralmente a la persona: su
sistema neurológico, su cuerpo, su inteligencia y emociones. Por esto, en
varios países se han creado orquestas infantiles y juveniles en comunidades con
pocos recursos materiales, en algunos casos con altos índices delictivos,
imitando el Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela
que impulsó en 1975 José Antonio Abreu y que ha transformado la vida de
aproximadamente 350,000 jóvenes.
La idea básica es: cuando la práctica musical está
concertada en el marco de una orquesta, los niños dejan la calle o la
televisión para asistir a un lugar donde les enseñan música, se les dota de un
instrumento y aprenden una serie de valores que se desprenden de la práctica
orquestal, como el respeto, la tolerancia, la responsabilidad o la paciencia;
aprenden a trabajar y a crecer en equipo; además, adquieren un sentimiento de
pertenencia a un grupo en donde son respetados y queridos. Como consecuencia no
sólo mejora su calidad de vida, sino las
condiciones sociales de sus comunidades.
El uso de la música como vehículo de transformación
social y de ayuda a las personas en circunstancias de mayor desprotección es viejo.
Desde el S. XVI las ciudades europeas asoladas por las epidemias y las guerras
atendieron el creciente problema del abandono infantil a través de
instituciones que les dieran una vida digna, los hospicios. En ellos, la
educación musical era fundamental, los huérfanos al crecer se convertían en músicos
de alto nivel. Los conciertos de las orquestas formadas por estos chamacos
tenían un público nutrido que al pagar por disfrutar de la música, estaba
contribuyendo a la manutención del hospicio. Uno de los ejemplos más famosos es
el del Ospedali Santa Maria della Pietà
para cuya orquesta compuso Vivaldi gran parte de sus conciertos.
En León tenemos hoy cuatro orquestas con este espíritu
de transformación social. Dos de ellas surgieron por una convocatoria del Sr. Juan
Antonio García, a partir de la cuál se formó en 2008 un patronato llamado Música
Esperanza de Vida. Las primeras personas que lo integraron fueron las
señoras Luz de Lourdes Arena de Orozco,
Graciela Orozco de Gómez, Isabel Doblado de Malacara, Ana María Orozco
de Fernández y los señores Daniel Malacara y Juan Carlos Gómez. De aquí
nacieron las dos primeras orquestas: Trinitate Philharmonia en Octubre de
2008 y la Orquesta Infantil y Juvenil Imagina en 2009. Ésta última en
colaboración con el Sistema Nacional de Fomento Musical de CONACULTA, que es la
institución mexicana encargada de generar estos núcleos musicales comunitarios en
las localidades más desprotegidas social y económicamente de nuestro país,
siguiendo el modelo venezolano.
Trinitate Philharmonia está dirigida
artísticamente por Humberto Pérez Urquieta, su sede es la Academia Renacimiento
que está en la colonia Los Ramírez, cerca del Autódromo. Por sus aulas han
pasado alrededor de 490 niños a lo largo de estos 6 años de trabajo. La Orquesta
Infantil y Juvenil Imagina es parte
del complejo proyecto del Centro Comunitario Virgen Reina de la Paz,
ubicado en la colonia El Castillo, que también alberga las Bibliotecas Juvenil
e Infantil Imagina y en donde actualmente se construye un Centro Cultural y
Ecológico diseñado por el experto en bioconstrucción Peter van Lengen para su sede.
Su director artístico es el maestro Oscar Argumedo. Ambas orquestas ofrecen
conciertos constantemente, los más recientes fueron a fines del año pasado en el
Teatro del Bicentenario, en donde sus seguidores constatamos su crecimiento
musical.
La maestra Silvia Alba Roa es la directora artística
que el Centro Fox designó en 2013 para que niños de comunidades pertenecientes
al municipio de San Francisco del Rincón, constituyan la Orquesta de la Escuela de Música
del Centro Fox. La agrupación de formación más reciente es ECOS,
Orquesta y Coro, un proyecto de Fundación
León en colaboración con Esperanza Azteca Bajío que le donó instrumentos
y apoyo docente. Está ubicada en la zona de San Juan de Abajo, al cruce de las
avenidas Timoteo Lozano y Blvd. Delta. A la fecha tiene 230 niños que comienzan
su instrucción musical y que dirigidos por Nathan Joacim Álvarez Cárdenas
configuran la cuarta orquesta infantil de nuestra ciudad.
Uno de los, ahora jóvenes, pertenecientes a Trinitate
Philharmonia dijo: “después de estar en la orquesta uno ya no puede
vivir como si la belleza no existiera”. Segura estoy que estas orquestas y las
que puedan llegar a formarse en el futuro, elevarán el nivel de vida de León al
formar seres humanos plenos que nos dotarán de la belleza dignificante de la
música.